A River se le escapó el campeonato local en la última fecha. Fue el mejor equipo de la Superliga, fue puntero en gran parte de la competición y tuvo momentos de excelente fútbol. Nada de eso alcanzó y tras el empate contra Atlético de Tucumán se quedó con las manos vacías.
Sí, como ocurrió en la final de la Copa Libertadores contra Flamengo. Allí se lo dieron vuelta en los últimos cinco minutos y tuvo que ver como el equipo brasileño festejaba de esa consagración.
Las últimas dos grandes «finales» fueron derrotas pera el Millonario y hoy al hincha le duele. Son esos partidos que te emocionan, que te generan grandes expectativas y donde todos imaginan festejar. Son los que más se sufren, son los que te hacen llorar.
En estos casi seis años de Gallardo como entrenador de River, la gente se acostumbró a tener esta clase de partidos. Casi siempre festejó, pero también debe conocer el sabor de la derrota. No siempre se puede ganar y hay que agradecer el esfuerzo de pelear hasta el final.
Más allá de la calentura por el arbitraje y por cómo se le escapa a River, es un buen momento para reconocer a este equipo que casi sin recambio llegó a las finales de la Libertadores, Copa Argentina y torneo. Es una lástima no haber ganado algo más, pero orgulloso de ellos ❤️
— Ariel Cristófalo (@acristofalo) March 8, 2020
Vale la pena recordar otras épocas negras de River. Equipos intrascendentes que quedaban a mitad de tabla. Papelones como el último puesto o el descenso que marcó la historia del club para siempre.
Esto nada tiene que ver con eso. Un segundo puesto que duele, pero de un equipo que enamoró a todos y que dio todo para conseguir el objetivo. Esta vez no se pudo lograr, esta vez duele, pero en el banco está la solución a todos los problemas.
De la mano de Marcelo Gallardo, el hincha tiene que volver a creer en la levantada. Ya lo hizo tras perder la final con Flamengo y ahora deberá concentrarse en los próximos objetivos. Es momento de levantar la cabeza y estar con ellos: ¡se lo merecen!